Elena Rivera (Zaragoza, 1992) vive en pleno acelerón su carrera como actriz, aunque sus inicios fueron en la música. A los seis años participó en el programa Menudas Estrellas, de Antena 3, cantando por Paloma San Basilio el tema Beso a beso y fue tal su popularidad que intervino en otros concursos y especiales de televisión. Pero en 2005, y con tan sólo 12 años, cambió su carrera cuando la contrataron en la serie Cuéntame cómo paso (TVE) para interpretar el papel de Karina, el personaje con la que la hemos visto crecer tanto física como interpretativamente.
Tras esa exitosa interpretación durante seis años decidió abandonar la serie para buscar nuevos horizontes. Lo que empezó como un hobby se convirtió en su profesión, y desde entonces esta actriz no ha parado de trabajar y se ha convertido en una de las más solicitadas por los directores. Próximamente, tiene por estrenar dos nuevas series, Los herederos de la tierra, en Netflix, que es la continuación de las aventuras de la recreación histórica de La catedral del mar, y Sequía, un thriller de investigación producida por TVE junto a RTP, la televisión pública portuguesa.
¿Cómo recuerda su paso por ‘Menudas Estrellas’?
Lo disfruté con muchísima felicidad y con la sensación de pasármelo bien, de no sentir que eso era un trabajo, sino un entretenimiento. Tenía seis años y cada vez que llamaban a mi casa de Zaragoza para que fuera a las grabaciones, saltaba de la silla y daba brincos de alegría porque iba a hacer lo que me gustaba. Sí que es verdad que en ese momento pensaba que era solo cantar, pero ahora, que ya ha pasado el tiempo, veo que en realidad era interpretar, porque me tenía que meter en el papel de otra persona, así que ya había algo ahí de lo que luego me ha deparado el futuro, que es dedicarme a la interpretación.
Desde que en 2018 dejó ‘Cuéntame como pasó’ no ha parado. Quién se lo iba a decir cuando jugaba con Carlitos Alcántara.
Sí, sí, ¡quién me lo iba a decir!, sobre todo, porque no dejó de ser un salto al vacío y una apuesta muy fuerte. Para mí fue un regalo de la vida y siempre estaré agradecida a todo lo que me enseñaron. Era muy pequeña cuando entré; tenía 12 años y cada día me gustaba más lo que hacía. Han sido muchos años formando parte de una serie que ha marcado la historia de la televisión, con la élite de los actores de este país y sabiendo que la trama que estás realizando gusta mucho.
Hay algo ahí con lo que te acomodas muy bien, pero te das cuenta de que el gusanillo de esta profesión está en innovar, en abrirte a otros caminos en los que a lo mejor piensas que no puedes estar tan cómoda, pero hay que ir investigando.
¿Y cómo le fue ese salto al vacío tras dejar la serie?
Creo que esta apuesta fue un poco arriesgada, pero por suerte no me quejo ya que por ahora me ha salido bien y espero que siga así. Fue terminar con el personaje de Karina un viernes, y el lunes siguiente ya estaba con ensayos de la obra de teatro La vuelta de Nora, dirigida por Andrés Lima, que ha supuesto para mí un antes y un después en mi consideración como actriz, porque me hizo ver la profesión y afrontar los papeles de otra manera.
Su primer éxito como protagonista fue en la miniserie histórica ‘Inés del alma mía’. ¿Es su papel más difícil hasta ahora?
Es verdad que el personaje fue muy complicado, sobre todo porque tenía que interpretar en el primer capítulo a una chica jovencita de un pueblo de Extremadura, y luego hacer todo el viaje con ella hasta que cruza el charco y se convierte en gobernadora de Santiago de Chile con cuarenta y tantos años. Así que era la trasformación de una chica joven de pueblo en una señora con mucho carácter y que nadie podía con ella.
Para mí fue todo un reto porque era un proceso bastante complicado. Pero también fue increíble poder ir a lo que fue Santiago de Chile y a Perú, y hacer el viaje casi literal que hicieron Inés Suárez y Pedro de Valdivia, y fue muy duro y difícil.
Pero esa experiencia le habrá aportado algo seguro.
Cuando llegamos a Chile se produjo un estallido social increíble y se alteró todo mucho porque la mayoría del trabajo se llevaba a cabo en decorados naturales, pero todo eso me hizo coger fuerzas, me mimeticé mucho con el personaje. Y siento que, de cara al sector, ha sido muy valorado: primer papel protagonista, esta chica tan joven, fíjate la garra que ha sacado con el personaje. Es como que todo me ha ido viniendo después y, lo cierto, es que a partir de ahí siento que ha habido como un cambio en mi carrera y en la concepción sobre mí como actriz.
«Aunque físicamente puedo parecer más angelical, soy muy guerrillera»
A pesar de su apariencia los directores le proponen papeles de mujer de carácter, peleona, aventurera…
¡Uyy! Es verdad que siempre me dicen que parezco una cosa y luego saco un carácter que no tiene nada que ver. Creo que es eso lo que les llama la atención. Cuando he tenido que presentarme a pruebas, y a lo mejor ven que no podría encajar por ser un perfil más frágil y angelical, pienso que hay algo que sorprende, y creo que se sitúan mejor en el punto del espectador cuando espera que el personaje vaya por un lado y de repente hace un giro que no te esperas. Eso es lo más interesante, que haya algo como magnético en no saber muy bien por dónde va a salir.
Creo que también hay algo en mí que, aunque físicamente puedo parecer más angelical, soy muy guerrillera. Soy chiquita pero matona, como me dicen en los rodajes. A mí me motivan y digo: ‘Vamos para adelante y que sea lo que tenga que ser’.
¿Siente que está pasando por un momento profesional muy dulce?
Me siento una privilegiada, porque el año pasado todo se paró por la pandemia, y cuando parecía que se volvía a retomar, no pasaba del todo. Sin embargo, para mí ha sido todo lo contrario. Pese a que a todo el mundo le ha ido fatal, a mí me daba hasta vergüenza decir que enlazaba un proyecto con otro, y hasta alguna vez se han solapado, y además interesantes y como protagonista. Han sido para mí dos años maravillosos profesionalmente hablando, hay un punto donde la gente lo está pasando tan mal, y es todo tan difícil, que si encima le sumas una pandemia no puedo más que sentirme una afortunada.
¿Con qué director de cine le gustaría trabajar?
De los directores internacionales, quizás porque mi padre es muy fan y me lo ha inculcado, diría que con Steven Spielberg, sé que es tirar muy alto pero nunca se sabe… De los nacionales hay muchos, pero especialmente con Álex de la Iglesia, que tiene algo que o te gusta mucho o nada, pero para mí tiene ese algo que me engancha, porque todas sus películas tienen esa locura suya, esa firma tan personal… Es muy especial cómo dirige a los personajes que crea y me encantaría lanzarme ahí a lo loco.
«No aspiro a llegar a Hollywood, no es mi objetivo, pero si alguna vez surge me lanzo y perfecto«
¿Entre sus planes está trabajar en Hollywood?
Uf, pues nunca lo he pensado, soy más de vivir el día a día y lo que vaya viniendo disfrutarlo. Evidentemente, está muy bien eso de ponerte metas e intentar cumplirlas, y además soy muy concienzuda, y si me propongo algo intento conseguirlo casi siempre al cien por cien. Por ahora, no me está defraudando mi manera de trabajar, pero tampoco me gusta crearme estrellas ni pájaros en el aire. Soy muy curranta, muy sensata con este oficio. No aspiro a llegar a Hollywood, no es mi objetivo, pero si alguna vez surge me lanzo y perfecto.
Debido al covid el cine ha sido un gran damnificado y su audiencia se ha ido a la televisión y las plataformas. ¿Qué opina?
Me da pena, porque es verdad que la magia que se crea en un cine es incomparable. Cuando entras a una sala con pantalla grande todo te envuelve, te ayuda a meterte en la historia y vas viajando con los personajes. Pero es cierto que la vida evoluciona y no sólo para el cine, incluso la propia ficción en televisión también se ha visto afectada por las plataformas. Cuando en otros tiempos la televisión en abierto hacía esas audiencias con Cuéntame, que ahora son impensables, es justo por eso, porque han surgido otras maneras de consumir.
Al principio no estaba tan bien visto eso de las plataformas, pero creo que ahora estamos encantados porque, al final, no deja de ser trabajo para el sector. Pero tampoco hay que olvidar la televisión en abierto, y tenemos que apoyar y apostar por una televisión pública fuerte.
Aparte de lanzarse a la carrera de actriz, ¿estudió para ser otra cosa, tenía un plan B?
Un día me lancé y estudié Magisterio infantil. Con 18 años aún estaba en Cuéntame y era un momento maravilloso, pero hubo gente que me llegó a decir: “Pero tú, en el punto en el que estás, que no paras, ¿cómo te da por estudiar eso que no tiene nada que ver con lo que haces? Y yo les contestaba que la vida es muy larga y no se sabe lo que puede pasar, y nunca está de más estudiar otra cosa, no solo por tener un plan B, sino por una misma.
Es mujer previsora, entonces.
Por supuesto, además es que me he criado así. Vengo de una familia que no tiene que ver nada con este sector y me ha inculcado que esta profesión es muy incierta, así que siempre he estado con los pies en la tierra. En el cine estás muy expuesta, es muy sacrificado, y conlleva mucha humildad porque hay muchísima inseguridad e incertidumbre. Es verdad que ahora mismo no puedo quejarme porque mi prioridad y lo que más me gusta es estar en un escenario o delante de una cámara. Siento que me tengo que dedicar toda mi vida a este mundo, pero luego nunca se sabe.
¿Tiene algún otro tipo de inquietudes? Se acaba de celebrar la Cumbre del clima (COP26) y me gustaría saber su opinión sobre este asunto.
Siempre reciclo lo orgánico, el papel, plásticos o cristal en sus respectivos contenedores, pero no de ahora, sino que en mi casa siempre lo hemos hecho así. Todo lo que está pasando en el planeta no es una casualidad, se debe al calentamiento global y, evidentemente, o lo cuidamos o vamos a ir a peor porque no hay un plan B. Así que hay que concienciarse al cien por cien e intento colaborar en todo lo que puedo.
¿Apoya otras causas?
Me considero feminista porque, al final, decir que no lo eres es estar en contra de la igualdad, así que cómo no voy a serlo. Hay que apoyar la igualdad entre hombres y mujeres.
¿Es de las que aprende de los errores o esto no le sirve?
Soy de las que aprenden. Y además me doy caña con eso, porque si considero que he errado en algo, lo analizo, lo pienso y aprendo para no volver a caer, pero en todo, también personalmente.
En su cuenta de Instagram dice: ‘Por estos mundos dando guerra desde hace 29 años’. Con su edad, anda que no le queda por dar guerra.
Je, je. La verdad es que sí. Esta es una frase hecha muy común en Zaragoza: ‘Ay, qué guerra das…’, se dice cuando una persona da mucho el coñazo pero en el buen sentido. Y como siempre he sido muy dicharachera, con mucha vitalidad y tal, me lo decían desde pequeña. Pero bueno, es verdad que con 29 años, suerte y tesón, espero que me quede mucha guerra que dar en muchas cosas. Je, je.