Primero transformó a Natalie Portman en Jacqueline Kennedy, luego hizo lo mismo con Kristen Stewart para dar vida a Diana de Gales y ahora repite jugada maestra con Angelina Jolie y su alter ego, Maria Callas. Tres historias de tres mujeres de armas tomar que el chileno ha querido devolver a la vida de la mejor manera posible, confiando en sus grandes dotes para la dirección cinematográfica y su particular visión sobre la realidad. Pablo Larraín (Santiago de Chile, 1976) estrenará en 2024 Maria, un biopic dedicado a la soprano griega de ascendencia estadounidense.
Cofundador de Fábula, una empresa dedicada a la producción cinematográfica, televisiva y publicitaria, su primera incursión en el séptimo arte fue en 2005, con el largometraje Fuga, al que siguieron Tony Manero y Post Mortem. Más tarde, dirigió Prófugos, la primera serie de televisión de HBO producida Chile, NO, bien considerada en Cannes y en los Oscar, con una nominación en la categoría Mejor película internacional, y El club. Pero sin duda, el estrellato de su éxito llegó en 2016, cuando se adentró en un universo especialmente señalado para él, los homenajes a sus musas a través de biopics sobre ellas. Abrió la veda con Jackie, en 2016, la continuó con Spencer, cinco años más tarde, y la cierra con Maria. Jackie Kennedy, Lady Di y la Callas. Tres mujeres que representadas en la pantalla en tres momentos claves de su vida, tal vez los más determinantes a efectos prácticos que, de alguna manera, hicieron estallar sus vidas por los aires.
Tras una soberbia Natalie Portman entregada al papel de una desubicada Jackie, en la película de igual nombre, justo después del asesinato público de su marido, el presidente Kennedy. Con gran atino, Larraín reproduce los que fueron los días siguientes de esta primera dama en apuros: consolar a dos niños pequeños, dejar su casa y organizar el funeral de su esposo. Lo hizo desde el trauma y el desconsuelo, palpables a través de la cámara. La experiencia de revivir a mujeres que una vez coparon titulares tuvo su segunda entrega: Spencer (2021). Como en su anterior apuesta, Larráin vuelve a revivir sólo un momento de la vida de la princesa que encandiló a un país y al mundo entero. De manera huracanada, el cineasta recrea el famoso fin de semana de la Navidad de 1991, en Sandringham, el lugar de retiro de los Windsor y escenario de las peores pesadillas de Diana. Una pizpireta Kristen Stewart interpreta a una trastornada Lady Di en el momento mismo de darse cuenta de que su matrimonio con Carlos de Inglaterra había llegado a su fin y del pánico que le generaba verse convertida algún día en reina de los británicos.
Pero los deseos del director de contar de forma inédita, con estética alegórica y lenguaje inquietante, las historias que ya sabíamos le ha llevado a volver a valerse de una tercera estrella de Hollywood para hacer realidad su objetivo. Angelina Jolie interpreta a Maria Callas en Maria, el tercer y último biopic con el que Larraín pone punto y final a su homenaje a musas de conocimiento internacional. Al igual que en las anteriores ocasiones, de la cantante sólo se verán unos días muy concretos. Los últimos días de la artista en París, el lugar de residencia en su ocaso y donde falleció en septiembre de 1977. La actriz se convierte en la diva griega, sumergiéndose en el retrato más íntimo de la cantante.
Si con Jackie el director y productor consiguió ofrecer una visión del dolor y del trauma un tanto frígida y con Spencer permitió conocer el que podría haber sido el retrato más personal sobre la princesa de Gales, con Maria es posible que caiga en la ternura, en la complacencia, en la rectitud de una mujer enaltecida pero sin un ápice de rechazo a su figura. Puede que con esta versión de la vida de Maria Callas, Larraín exponga su registro más comedido y Jolie se sitúe en la parrilla de salida de las nominaciones a los Oscar, la tercera en su caso, y, por qué no, su segunda estatuilla (la primera fue con Inocencia interrumpida, 2000).
Tercera persona del singular
Salvo que esta producción tendrá su estreno en 2024, poco o nada se sabe de este trabajo. Sólo unas pocas imágenes donde se ve a una caracterizada Angelina Jolie de Maria Callas, en momentos diferentes del rodaje a su paso por París, Milán, Budapest y Grecia, son el único material con el que se cuenta públicamente. También unas breves declaraciones de Larraín a través de un comunicado, donde manifiesta su emoción por enfrentar este biopic y exalta el trabajo del productor Steven Knight para Maria, con quien también colaboró en Spencer.
De mito a mito, se espera que Jolie vuelva a ser la carta de la suerte de Larraín, esta vez de la mano de Callas, y viceversa, ya que tanto Jackie como Spencer consiguieron llegar a la primera línea de los Oscar, quedándose sin galardón pero sí con un reconocimiento casi sin precedentes en producciones sobre biografías y una elevación potencial de hasta ahora estas dos actrices, en el papel de algunas de las mujeres más importantes del siglo XX. Si Jolie contará o no con la misma buena suerte que sus compañeras es algo que está por ver, pero todo apunta a que su interpretación no pasará desapercibida. Como no lo hará Maria para el director, quien ha conseguido aunar en este trabajo sus dos grandes pasiones: el cine y la ópera. Y lo ha hecho en el sentido más literal de la palabra.