Forbes W

Altafonte: la expansión internacional continúa

La expansión internacional continúa
Inma Grass, copropietaria de la productora discográfica y distribuidora musical Altafonte. Foto: Jacobo Medrano

No es la industria musical un sector en el que la mujer esté masivamente representada, como sí lo está, por ejemplo, el de las galerías de arte. La trayectoria de la noveldense Inma Grass en el mundo del disco comenzó en 1995 en la multinacional BMG Ariola y se prolongó en puestos de alta responsabilidad en compañías igual de potentes, como Virgin Records y EMI Music, hasta que en 2005 comienza a trabajar con quien hoy es su marido, Nando Luaces, en Boa Music, y desde 2011 en la compañía que fundaron juntos, Altafonte, la primera gran multinacional discográfica española, en la que graban artistas como Izal, Gilberto Gil, Zahara, Silvana Estrada, Silvio Rodríguez o Kase O. “Actualmente, Altafonte tiene equipos en once países –explica Grass–: España, Portugal, Italia, Estados Unidos, México, Colombia, Ecuador, Perú, Argentina, Chile y Brasil. Este año vamos a reforzar nuestra presencia en Latinoamérica y Estados Unidos y a empezar a trabajar en Francia y Reino Unido. De cien empleados pasaremos a ciento cuarenta”.

Altafonte es la principal distribuidora discográfica independiente española, que fundaste en 2011 junto a Nando Luaces, pero ¿eso qué significa? ¿Qué cuota de mercado representa en España?

Significa que hemos conseguido crecer y posicionarnos como la cuarta compañía discográfica después de las tres multinacionales y trabajar desde la independencia con grandes artistas y sellos discográficos que confían en nuestra profesionalidad, tecnología y valores de amor y  respeto por la música y los artistas.  Significa también que ofrecemos un servicio de gran calidad, cercanía y compromiso con nuestros artistas/socios y un elevado conocimiento del mundo digital. En España representamos casi un 5% de Cuota de Mercado.

¿Funcionáis también como productora discográfica? ¿Qué porcentaje representan vuestras producciones dentro de la facturación de Altafonte?

Tenemos tres líneas de negocio: Music Distribution, Music Label y Music Rights y somos una compañía de música del siglo XXI (mas justa, transparente y tecnológica). El porcentaje de lo que producimos varía porque tenemos una gran flexibilidad en los acuerdos y  el nivel de servicio que ofrecemos está en función de las necesidades del artista. Nuestra implicación es cada vez mayor y nos vamos orientando hacia un modelo de asociación con terceros mas amplio. 

¿Cómo se fue produciendo vuestra expansión internacional?

Nuestra expansión internacional se ha producido hasta ahora de una forma totalmente orgánica y paulatina. Los dos primeros países a los que fuimos fueron Portugal y Chile. La lógica del mercado hubiera sido empezar por México, considerado la puerta de América latina, pero nosotros decidimos experimentar nuestra propuesta en un país mas pequeño pero muy moderno como es Chile con una escena musical apasionante. Brasil fué otro gran reto y uno de los países donde Altafonte tiene un crecimiento mas rápido, debido al trabajo de un gran equipo pero sobre todo al inmenso talento musical que atesora ese gran país.

México es uno de los países mas receptivos y abiertos musicalmente al mundo, es sorprendente como los mexicanos escuchan la música mas vanguardista y la mas tradicional y como la propia escena de creadores es tan diversa. Colombia es otro foco de talento y Medellín uno de los lugares donde surge la música que está conquistando el mundo. Actualmente estamos presentes con equipos en once países: España, Portugal, Italia, Estados Unidos, México, Colombia, Ecuador, Perú, Argentina, Chile y Brasil.  Este año tenemos previsto reforzar nuestra presencia en Latinoamérica, crecer en el mercado latino independiente de Estados Unidos  y empezar a trabajar en Francia y el Reino Unido.

¿Se han comportado igual todos los mercados en los que estáis presentes?

Cada mercado es un mundo y tiene un comportamiento distinto, la llegada de plataformas digitales como Spotify, Apple, Dezzer, Amazon, Tidal, YouTube Music, etc… a los países en los que estamos presentes y la apertura de oficinas de las principales redes sociales como Instagram/Facebook o Tik Tok ha tenido un impacto definitivo en su comportamiento. No solo por el acceso de los usuarios sino por la posibilidad de realizar acciones editoriales y de marketing con ellos.

¿Cuál es el reto de Altafonte en los próximos años?

Altafonte es una compañía “comisariada”: buscamos la calidad no la cantidad. Poder trabajar con artistas y proyectos que nos gustan y en los que creemos y ofrecerles lo mejor de nosotros. La cuota de mercado no es nuestra motivación. Buscamos la rentabilidad pero a veces nuestro criterio no es económico, es artístico y cultural. Nuestro reto consiste en seguir mejorando el servicio que ofrecemos y para lograrlo, continuar invirtiendo en desarrollar tecnología fácil de usar, que ayude a los artistas a conquistar audiencias globales y lograr una relación de compromiso con sus fans. Al mismo tiempo trabajamos para ser una compañía revolucionaria con un modelo de gestión basado en la colaboración y los valores humanos, tratando de utilizar la inteligencia colectiva para que los equipos puedan desarrollar su máximo potencial creativo y disfrutar de su trabajo. 

Fuiste presidenta de la UFI (Unión Fonográfica Independiente), la principal asociación española de discográficas independientes. ¿Cómo es la situación actual de la industria discográfica independiente?

La UFI sigue muy activa ayudando a sus socios a entender los cambios de la industria, informando de las oportunidades y ayudas y luchando para defender los derechos de los sellos independientes además de continuar organizando los Premios de la Música Independiente, que ha celebrado ya su décima edición. La situación actual de la música independiente es muy interesante.

Los sellos independientes siempre han existido porque unos locos enamorados de la musica deciden arriesgar su dinero en artistas que les gustan y eso no ha cambiado. Lo que ha cambiado es la manera de trabajar y acceder a las audiencias. Por otro lado, cada vez mas artistas quieren ser independientes y no necesitan de las grandes estructuras que  antes eran necesarias para darlos a conocer. Muchos artistas prefieren tener el control de su carrera artística, de sus masters originales y de sus finanzas a través de compañías como Altafonte, que les ofrece el apoyo que necesitan con transparencia y honestidad, utilizando herramientas tecnológicas de alto nivel e “inteligencia empresarial”, mediante el uso de macrodatos.

Los artistas se quejan de que lo que recaudan por medio de las escuchas de su música a través de Spotify, Tidal, Deezer o plataformas similares son cifras ridículas. ¿Es así? ¿Lo es también para las empresas productoras? ¿Cómo ves el futuro de la música y de la profesión de músico, sin y con pandemia?

La transformación del modelo de negocio de la industria de la música ha dejado a muchos artistas que no tienen audiencias jóvenes en una situación de desventaja. Nosotros trabajamos con muchos artistas que tienen menos de veinte años y están ingresando mucho dinero cada mes porque tienen millones de escuchas de sus canciones.

La dificultad para realizar conciertos debida a la pandemia es una tragedia para estos músicos mas establecidos que tenían esa fuente de ingresos y seguían vendiendo discos físicos en sus conciertos.

La profesión de músico nunca ha sido fácil; la mayoría de ellos ha vivido con una gran precariedad y solo unos pocos elegidos lograban triunfar y vivir de ello, sin embargo ahora gracias al streaming, los artistas tienen la posibilidad de tener ingresos mensuales que pueden venir de cualquier país del mundo lo que proporciona una estabilidad nunca vista hasta ahora. Gracias a la inteligencia artificial muchos jóvenes están creando música sin haber pisado un conservatorio y logran darse a conocer a través de las redes sociales sin necesidad de que les fiche una discográfica o sonar en la radio. El acceso que tenemos ahora a la música no tiene precedentes…

Muchas plataformas de streaming como Spotify todavía no son rentables y sin embargo su valor no para de crecer. Yo veo el futuro de la música y de los músicos con mucho optimismo y mas oportunidades que nunca.

La expansión internacional continúa
Foto: Jacobo Medrano

En 2020 fuiste elegida entre las “principales mujeres de la música latina”, en la Conferencia de la Música Alternativa Latina que se celebra anualmente en Nueva York. ¿Qué ha supuesto para ti ese reconocimiento?

Un subidón tremendo.  Ha sido increíble compartir este galardón con Rebeca León, manager de Rosalía; Roció Guerrero, una española que luchó por la visibilidad de los artistas latinos primero en Spotify y ahora en Amazon Music; Leila Cobo, la gran valedora de la música latina de la revista Billboard, o Rosa Lagarrigue, manager de algunos de los artistas mas grandes de la música española. Me siento muy agradecida a LAMC (Latin Alternative Music Conference de New York) y a Amazon Music porque este reconocimiento avala el trabajo que venimos haciendo en Altafonte para el desarrollo y la internacionalización de la música en español.

¿Cuál ha sido históricamente el papel de la mujer en la industria musical española? ¿Mayor o menor que en los países de referencia como Estados Unidos, Reino Unido Japón o Alemania?

Las mujeres, tanto en España como en el resto de países del mundo, en esto no somos muy diferentes, hemos estado históricamente infrarrepresentadas e infravaloradas en la industria de la música y muy pocas han conseguido puestos de responsabilidad o relevancia. Es una industria que hasta hace bien poco era predominantemente masculina y las pocas mujeres que iniciaban su carrera la abandonaban si querían ser madres o tener mayor proyección profesional, lo que parecía incompatible con el trabajo en el mundo de la música. Es curioso que en un sector que se podría suponer moderno y avanzado las mujeres hayamos sufrido abusos y menosprecio y hayan ocurrido tantas denuncias en el movimiento #metoo. Afortunadamente cada vez encuentro mas mujeres en posiciones que hasta ahora estaban reservadas a los hombres.