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Así es la experiencia dimensional y fluida de ser mujer a través del arte

Algunas obras de la exposición 'Female Gaze' exhibidas en la galería Bdar El Jundi.

Gran parte de la historia del arte ha estado narrada por voces masculinas. La mirada del hombre ha sido clave —la mayoría de las veces también la única— para contar un universo a través de pinturas y todo tipo de obras. Ahora, una exposición estival rompe el cliché y empodera a la mujer en una industria en la que no había tenido preferencia antes.

Retratar a las mujeres por medio de la mirada femenina cambia el arquetipo de la feminidad y deconstruye las expectativas sociales de sí mismas. Y esto mismo es lo que ha hecho Badr El Jundi, la galería de arte situada en el Hotel Anantara Villa Padierna Palace de Marbella, que pone en primera línea de atención la exposición Female Gaze. La exhibición acaba con la tradición de imaginar a la mujer con ojos masculinos y da la oportunidad de divisar ese terreno desde la perspectiva de cuatro mujeres artistas.

Cecilia Granara, Ailene Murphy, Lulama Wolf y Paola Angelini conforman el cuarteto de artistas de espíritu internacional que retrata la experiencia dimensional y fluida de ser mujer.

La artista Lulama Wolf en su estudio.

A través de sus obras de arte, las figuras femeninas de estas pinturas invitan al espectador a encontrar su mirada cautivadora, de manera autónoma, ambigua y animada. Un aura que casa con el carácter de Claudia Cheng, asesora de arte y comisaria responsable de esta exposición que enaltece a la mujer en todas sus vertientes. 

Cheng, miembro del grupo Future Contemporaries de The Serpentine Galleries y editora de Art She Says, cuenta con una amplia experiencia en la selección de obras y, especialmente, en la de mujeres artistas que exploran las formas en la que la feminidad se relaciona con el entorno que le rodea. De ahí que su trayectoria profesional en esta materia ha sido relevante –y decisiva– para la elección de artistas y obras de Female Gaze

La obra ‘La Roue’ de la artista Cecilia Granara.

La pluralidad cultural elegida por Cheng —como la de Arabia Saudita (Granara), irlandesa (Murphy), sudafricana (Wolf) e italiana (Angelini)— permiten que las obras fluyan hábilmente entre los elementos narrativos y la abstracción pictórica para encapsular la experiencia dimensional y fluida de ser mujer, no siempre fielmente reflejada en los trabajos de artistas masculinos.

En palabras de Cheng, «he escogido artistas que celebran la delicadeza y el poder de la energía femenina. Llevando nuestra mirada más allá de la fisicalidad de las mujeres, las artistas destacadas hacen que sus heroínas se muestren independientes y fascinantes» y añade que espera que «los espectadores puedan proyectar sus propias emociones en estas obras de arte y comprenderlas en relación con sus propias experiencias». 

Por su parte, María Gracia de Pedro, directora de la galería que acoge esta selección de obras, confiesa sentirse muy orgullosa de las mujeres (y sus trabajos) que forman parte de ‘Female Gaze’ y reconoce que albergar esta exhibición en Badr El Jundi «es una oportunidad para nosotros poder reunir a estas cuatro artistas internacionales. Es la primera vez que trabajamos con ellas y su trabajo está teniendo una acogida muy grata en nuestro público. Dar voz a la mujer es una parte importante dentro de nuestro proyecto, siempre y cuando promovamos la igualdad». Un trabajo en el que se encuentra inmersa desde sus comienzos en la industria. Gracia de Pedro comenzó en Italia, «un país muy similar al nuestro y nunca he tenido problemas por ser mujer», dice la experta en arte ante la tendencia cultural a considerar este oficio un negocio de hombres. «De hecho, en el mundo del arte en general, y en específico en España, tenemos grandes figuras femeninas con puestos relevantes de dirección. Desde Maribel López, al mando de la feria ARCO, y galeristas como Juana de Aizpuru, Helga de Alvear o Elvira González, entre otras» señala la galerista.

Ejemplo de ello es Cecilia Granara, una de las artistas invitadas, que asegura que le gusta pintar cuerpos mientras están en transformación. «Ser autor y sujeto de mis pinturas es una posición tan empoderada como vulnerable», concluye la pintora.