CEO de Stanpa [asociación que agrupa a todas las compañías de perfumería y cosmética de nuestro país] y miembro de diversos consejos de administración y comités de alta dirección en organismos, como CEOE y CEPYME, asegura no haberse aburrido ni un sólo día en su trabajo. Doctora en farmacia, Díez reivindica la aproximación de la sanidad y la innovación al sector del perfume que, según sus palabras “goza de una salud excelente en nuestro país”.
A pesar de todos los avances, el sector empresarial sigue masculinizado.
¿Todavía nos queda mucho por pelear?
Tenemos que seguir peleando. En CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales) veo que cada vez somos más, pero queda mucho. El rol directivo requiere una altísima dedicación y, en ocasiones, entra en conflicto con otros roles atribuidos a las mujeres. Es fundamental continuar cambiando estereotipos y seguir dando visibilidad a mujeres líderes. Nos quedan unos cinco años intensos, porque será entonces cuando se produzca un relevo generacional muy importante.
¿Y su experiencia?
He intentado no renunciar a nada, porque si he tenido algún evento familiar he ido, tampoco he renunciado a la maternidad, ni a viajar, ni a las vacaciones. Se puede hacer todo sin ser una superwoman, pero hay que tener un buen equipo, delegar, fiarse de otras personas… Te diría que sí he renunciado a veces es al sueño cuando he tenido que trabajar hasta tarde.
«El mercado español genera 8.200 millones de euros y gasta 166 euros per
cápita en higiene y cuidados”
En cuanto a su sector, ¿cómo lo ve?
Sólido y con una gran implantación gracias a nuestras fábricas. Solemos pensar que la cosmética viene de fuera –cierto que Francia es el gran benchmark mundial–, pero nosotros estamos en el top ten y entre los cuatro más grandes de la Unión Europea, además de ocupar el segundo puesto como exportadores de perfume. Hemos empezado el año muy bien [crecimiento del 11%, y ya en 2021 hubo una recuperación del 7,8%]. Pero no hay que olvidar que también estamos afectados por un contexto político y socioeconómico muy complejo.
Y aquí, en España, ¿consumimos mucha cosmética?
El español es un mercado de 8.200 millones de euros, todos consumimos cosmética. Y el maquillaje es solamente el 10% del sector, el otro 90% son productos de cuidado personal, de la piel, del cabello… Nuestro consumo es de 166 euros per cápita, lo que nos sitúa por encima de la media europea y nos indica que somos una sociedad muy consciente de la higiene y de que el cuidado forma parte del desarrollo.
¿Pero hablamos de un indutria sostenible?
La conciencia ecológica siempre ha estado implícita en el sector, pero ahora la hemos puesto en primer plano. Y nuestro plan estratégico tiene tres pilares: la competitividad, la innovación y la sostenibilidad. Todas van de la mano. Para hacerlo real, hemos hecho una manifestación de interés para el Ministerio de Transición Ecológica por más de 400 millones de euros que tiene cuatro grandes campos: sostenibilidad de instalaciones, procesos, productos y recuperación de cultivos.
Y está la lacra de las falsificaciones…
Que es uno de los grandes retos, no tanto por el daño económico, que también, sino por el fraude al consumidor. Detrás de las falsificaciones hay mafias organizadas y es necesario combatirlas con las autoridades reguladoras, con las fuerzas de seguridad del estado y con las compañías. Cada vez se trabaja más con códigos de trazabilidad por unidades, de manera que se pueda saber si hay desvíos o si el producto no pertenece a la compañía, por ejemplo. En internet, la inteligencia artificial se ha convertido en una herramienta muy valiosa para detectar páginas que venden productos falsos. Se trata de productos de una calidad terrible, sin pruebas de alergia o toxicidad, con los riesgos sanitarios que todo ello conlleva, además destruyen miles de puestos de trabajo y fomentan la trata de personas.