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De España a Japón: las dos mujeres que han hecho de Papiroga una firma online internacional

Las fundadoras y socias de Papiroga, Leire Urzaiz y Estefanía Oliveira.

Fue en el año 2011 cuando la intención de cambiar el estado de ánimo de las mujeres de todo el mundo movilizó a tres emprendedores. Estefanía Oliveira, Leire Urzaiz y Daniel Coma-Cros unieron su creatividad para crear una marca de accesorios, con relevancia en macrobisutería, que, hoy, diez años después, destaca por su proyección internacional.

Con sede en Madrid, Papiroga nació con una firme y total apuesta digital. Para llevar a cabo su negocio se valieron de internet, el escaparate ideal para dar a conocer a una audiencia global los exclusivos diseños que proponían. Colecciones nunca antes vistas, «con una voz totalmente distinta a todo lo que se había hecho hasta entonces, tanto en la creación de nuevas categorías y formas, como en el uso del color y el tipo de materiales (generalmente inéditos en el sector), que aspiran a cambiar el modo de vivir y sentir de la moda, a través de un personalidad alegre, espontánea y auténtica», comenta Urzaiz.

Intenciones firmes que se materializaron en la moda con la asexuación del maxicomplementos a todo color antes incluso de que la tendencia se dejara ver en las pasarelas. «Empezamos diseñando maxicollares y collares babero cuando eran considerados prácticamente una excentricidad dentro y fuera de nuestras fronteras», continúa Urzaiz, quien asegura que se trató, también, del vehículo que canalizó la emoción, la alegría y la naturalidad que siempre ha caracterizado la marca.

Pendientes ‘La Condesa’ en color rojo.

A esta primera apueste de complementos le siguió la misma versión en pendientes y, a partir de ahí, el despegue estuvo asegurado. Un arranque que desde los primeros momentos de su nacimiento contó con apoyo internacional.

La estrategia digital de alcance internacional estuvo reforzada por la presencia en ferias de prestigio parisino, londinense y neoyorquino. También Los Ángeles, Moscú y Osaka se sumaron a la lista de países que dieron visibilidad a la marca con sede madrileña y que propiciaron el acceso a los principales mercados del planeta. Y es en los mercados internacional donde Papiroga encuentra un cliente potencial. A partir de 2015, Japón se convierte en en uno de los países más estratégicos, marcando un punto de inflexión con el desembarco masivo de sus productos en las principales tiendas y centros comerciales del país. Alcanzaron más de 200 puntos de ventas activos en los que la firma de complementos consiguió compartir espacio con firmas de la talla de Maison Margiela, Issey Miyake y Dries van Noten.

A este importante crecimiento le siguió la total expansión por todo el continente asiático, que contó con nuevas aperturas, como showrooms en Shangai, Hong Kong y Jakarta. Oportunidades de negocio que ya habían tenido su momento de difusión en Moscú y Sao Paulo (en cuanto a showrooms). La proliferación por todo Asia deja una estela de conocimiento de marca mantenida en el paso del tiempo; y esto da como resultado un crecimiento en las ventas online y la generación de un círculo que no ha dejado de hacerse grande desde entonces.

Esta tendencia, sobre todo digital, se asienta en importantes decisiones, como la de buscar la inspiración en cualquier parte. Tener los ojos abiertos consigue que todo lo que llame la atención acabe convertido en colección de piezas. «Recuerdo la vez que nos inspiramos en un libro llamado Oso, de Marian Engel (autora canadiense); o en el loco y genial argentino Xul Solar, coetáneo de Borges; en un ballet que vimos en el Bolshoi y nos fascinó: La Bayadère», son algunos ejemplos señalados por Leire Urzaiz.

Un modelo de negocio huidizo del concepto ‘rebajas’ y defensor del movimiento ‘slow fashion’ que consiguen produciendo de manera responsable y local, siempre de manera artesanal y en ediciones limitadas. La mejor forma de promocionar el consumo moderados de productos entre los propios usuarios de Papiroga. Y todo esto bajo una producción 100% artesanal, responsable y sostenible de ADN digital, escalarle y fiable, con una presencia cada mayor en el mundo.