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Dos mujeres crean el museo más dulce de Madrid

Sala de Sweet Space diseñada por Okuda San Miguel.

Puede que no siempre la infancia sea el momento más dulce de una personas. A veces, puede ser la etapa universitaria la que en amistad a dos amigas con las ideas muy claras: hacer del arte una experiencia moderna y, sobre todo, adictiva. Casi tanto como un mordisco a un dulce recién salido del horno. Algo así, pero menos empalagoso, fue lo que debieron de sentir Corina Mayorca y Alexandra Uzcategui cuando se conocieron durante sus años de formación en el Instituto de Diseño de Caracas (Venezuela).

Hace más de 10 años de este momento, pero ambas siguen recordando aquellos años como los más especiales, probablemente, porque fue entonces cuando se fraguó la idea que en 2019 materializaron e hicieron de ella su actividad profesional. Se llama Sweet Space y es el museo más dulce de Madrid. Ubicado en el conocido centro comercial ABC Serrano, tiene como principal objetivo a elevar las experiencias culturales a la máxima potencia –y a través de una mirada moderna y disruptiva del arte–.

Mayorca y Uzcategui, que dedicaron sus primeros años laborales al marketing digital, crearon este proyecto artístico como salida a sus tres pasiones: arte, dulces e ilusión. Un combo de gustos que convirtieron en disciplinas para que los visitantes disfrutaran de exposiciones interactivas a través de 10 salas temáticas.

Una de las salas (más dulces) del museo Sweet Space.

Desarrollar la imaginación y creatividad de grandes y pequeños es una de las firmes intenciones de estas dos empresarias, también al frente del diseño de algunas de las salas del espacio. Muchas otras son obra de los referentes más conocidos del arte visual, como la diseñadora española Agatha Ruiz de la Prada, Okuda San Miguel, Antonyo Marest, Ivanna Gautier e Inés Valls, entre otras figuras del sector.

Alexandra Uzcategui, cofundadora de Sweet Space.

Un recorrido de 45 minutos de duración es el tiempo necesario para rescatar de la memoria al niño interior. Para embarcarse en un viaje de recuerdos que traigan de nuevo al paladar los sabores más dulces de una infancia alegre, divertida y exagerada. «Nos gusta referirnos a Sweet Space como ‘generador de sonrisas’ con el que desinhibirse de los problemas del día a día sumergiéndose en un espacio de colores, sabores y tentaciones», explica Uzcategui.

Desde salas recreativas diseñadas para ofrecer la versión más dulce del cielo, un tobogán pensado para conectar un espacio con otro, deliciosas palmeras de nubes de algodón de azúcar para revivir sabores, cohetes de videojuegos y constelaciones de dulces pintados en murales, son algunos de los pasatiempos de este proyecto ambicioso que fusiona el concepto del arte tradicional con las nuevas tendencias digitales mediante una degustación interactiva –y gastronómica, ya que la instalación permite la posibilidad de hacer algunos de los dulces disponibles en el recorrido del museo para continuar la experiencia en casa-. «Se trata de un concepto diferente, más todavía con la situación tan complicada que estamos atravesando», termina Mayorca.