Arquitecto en una familia de arquitectos, su compulsión por el deporte y la psicología no ha entendido de sagas girándole la vida. Formador, entrenador, escritor de éxito… la faceta más mediática le ha venido como psicólogo de la selección femenina de fútbol, “un equipo ganador”. Resulta complicado pillarle fuera de un trasbordo, “estoy en Las Rozas, marcho para Italia, luego Suiza, luego Las Rozas y regreso a Asturias” (…) “tengo más puntos de Iberia que el Presidente” bromea Emilio –Emi– González Nosti, (Candás, Asturias, 38 años), psicólogo de la selección femenina de fútbol.
Hablar con Emi es hablar de deporte pero también de estrategia, de liderazgo e incluso de empresa. Hace ahora casi un año, en uno de sus twitch previos al Mundial, Luis Enrique presentaba al psicólogo de la selección masculina de fútbol. En ese directo, a Joaquín Valdés le pidieron que recomendase un libro de psicología. El recomendado fue ‘Un psicólogo en tu equipo’, y su autor, nuestro entrevistado.
Hoy González Nosti presenta nuevo libro tras el éxito del primero: ‘Un año deportivaMENTE’ (Ediciones Tutor).
¿Cómo surge esta faceta de escritor de best sellers?
(Ríe) Siempre tuve mucho interés por escribir y por divulgar. Descubrí en la escritura una herramienta muy terapéutica para ordenar las ideas y para desestresar. El primer libro lo escribo en 2020 durante la pandemia, y este, tras pasar por las categorías inferiores de la selección, dispongo de mucho tiempo en aeropuertos, aviones, en resumen, viajando y con bastante tiempo para ordenar las ideas y darle continuidad al primer libro.
El libro, ¿para quién está recomendado? ¿es un manual de psicología deportiva?
He intentado que fuese para todo aquel que tenga cierto interés de la psicología deportiva. Ya sean deportistas, entrenadores, padres de deportistas, o gente que simplemente quiere mejorar en determinados aspectos. Es un libro en el que muestro las temáticas que he abordado durante un año trabajando como psicólogo del deporte y qué soluciones prácticas le he dado a estos deportistas o entrenadores.
¿Cómo fue tu ascenso hasta el primer equipo de la selección?
Venía de estar encargándome de las categorías inferiores de la Federación, tanto masculina como femenina. El año pasado estuve trabajando desde la sub 23 femenina hasta la sub 15 y desde la sub 21 masculina hasta la sub 15. Cuando se produce el cambio de cuerpo técnico a Montse ya la conocía de haber trabajado en la casa, al resto del cuerpo técnico también. Recibo la llamada, de forma imprevista, porque la verdad es que no contaba con ella, con una alegría y una satisfacción enorme porque al final no deja de ser trabajar con una selección y con unas deportistas que son campeonas del mundo. Fue una gran alegría.
¿En qué consiste tu labor?
Soy el psicólogo de toda la expedición, pero específicamente de las jugadoras y del cuerpo técnico encarnado en la figura de Montse. Trato de ayudar a Montse a darle herramientas para que ella consiga gestionar mejor sus emociones, los mensajes, su comunicación, tratar de darle pautas para las ruedas de prensa, por ejemplo. Luego Montse me pone a disposición de las jugadoras para que yo me encargue de manera privada de todas las demandas y necesidades que puedan surgir dentro de la concentración.
Lo que más me gusta es que las jugadoras están muy familiarizadas con el trabajo del psicólogo y que no solo te ven como una persona que repara problemas, sino que también les puedes dar herramientas, como las que hay en el libro, para ser mejor deportista y conseguir rendir mejor.
¿Cómo se prepara psicológicamente al equipo para que se enfrente a un partido como el de hoy contra Italia?
La selección tiene un matiz que no es un equipo per sé. Aquí vienen jugadoras de muchos clubes que se concentran unos días y nosotros como cuerpo técnico tenemos que conseguir que ese grupo, esa selección, pase a ser un equipo. Entonces hay que aportar las herramientas que tiene un equipo. Por ejemplo, una identidad propia, una manera de jugar, una manera de comportarse… Tratamos de dar esas herramientas para unirlas como equipo y así poder afrontar los retos deportivos que nos vienen por delante.
A nivel más individual, pues las necesidades que pueda tener cada jugadora con las rutinas que ya tengan interiorizadas intentamos darles continuidad y potenciarlas.
¿Existen diferencias o metodologías distintas entre un hombre y una mujer a la hora de competir y encarar una final?
Ninguna. Al final, todo deportista quiere lo mismo, que es ganar. Nuestra labor es darles las herramientas para conseguirlo.
¿Cuáles son las principales características en la personalidad de una deportista de élite?
Son gente que tiene que tener un autoconcepto muy sólido para a través de ello conseguir generar autoestima sobre sus capacidades y que eso les derive en una confianza que sea interna y lo más estable posible. Dentro de que el deporte es algo imprevisible, a veces aleatorio, y en este deporte nuestro, en concreto, colectivo. Es decir, que tu desempeño no solo depende de ti.
Tirar un penalti es lanzar un balón a una portería. Y eso lo saben hacer de sobra, por lo tanto, hay que fomentar su confianza. Además de un control del nivel de activación. En resumen, confianza y nivel de activación.
¿Cómo resisten las jugadoras la presión que sufren al lanzar un penalti, por ejemplo?
Muy buena pregunta. Va hilado con lo que estamos hablando. A través de la confianza interna. Es decir, saber que tienen los recursos para solucionar el reto que se les está presentando por delante. Es como ir a un examen. A un examen vas tranquilo si lo que te van a preguntar te lo sabes. Pues aquí no deja de ser lanzar un balón a una portería. Y eso lo saben hacer de sobra, por lo tanto, fomentando su confianza. Además, con un control del nivel de activación. En resumen, confianza y nivel de activación.
¿Cómo ha influido el escándalo Rubiales en el ánimo de las jugadoras?
Está claro que han sido unos días duros para todos, pero ya vimos en los partidos de Suecia y de Córdoba contra Suiza que tenemos una generación de futbolistas muy profesionales que son campeonas del mundo, que es lo importante, y que se sobreponen a todo tipo de adversidades.
En medio de un partido, ¿puedes hablar con alguna jugadora que lo necesite para infundirle ánimos?
Yo no lo suelo hacer porque trato de que las intervenciones siempre vengan a través de la entrenadora. Yo intento ayudar a la entrenadora a que perciba esos matices. Si una jugadora necesita ánimo el refuerzo más grande lo tiene a través de la entrenadora, no del psicólogo. Evidentemente puedo ayudar y reforzar pero intento que todo sea canalizado a través de la figura principal que es la seleccionadora que es para la que estamos aquí, para ayudarla a ella.
¿Cómo viviste la final del Mundial?
De baja de paternidad. Acababa de nacer Mateo, tenía dos semanas, la viví con él en brazos, con muchos nervios y con mucho orgullo de todas las jugadoras y de todos los amigos que tenía en el staff.
Sin revelar nombres, ¿cuál ha sido el caso más complicado al que te has enfrentado en tu carrera profesional?
Todos los casos tienen su complejidad porque muchos deportistas acuden a mí para tratar de mejorar en alguna cosa y en este descubrimiento que hacemos de su mundo interior, de sus pensamientos, de sus creencias, de sus costumbres, acabas tocando muchos palos en los que afloran problemas que tienen enquistados desde hace tiempo y que te cambian el enfoque del trabajo que tenías con ese deportista.
¿Quién cuida e insufla ánimos al psicólogo cuándo te vienes abajo?
(Ríe) ¿Quién se preocupa del que se preocupa? Es buena pregunta. Mi mujer y mi hijo son los que aguantan al psicólogo.
Estudiaste arquitectura, ¿cómo acabaste de psicólogo?
Empiezo a entrenar al equipo femenino de fútbol de la universidad en Madrid. A mi vuelta a Asturias, ya como arquitecto, empiezo a entrenar, ahí se me genera una curiosidad más grande por el mundo del deporte y de la gestión, saco los títulos de entrenador, y para tratar de ser mejor entrenador estudio psicología en la UNED mientras trabajo y entreno. Cuando termino la carrera de psicología estaba de entrenador en el Sporting y desde dirección deportiva me ofrecen dirigir el área de psicología del club. Y desde ahí hasta aquí.
¿Qué hay que hacer para trabajar en un equipo de élite o para dedicarse a esto de forma profesional?
No hay ningún curso que te abra las puertas porque si existiese lo haría todo el mundo y tendríamos el mundo del deporte colapsado. Lo que sí que animo a la gente a que haga lo que sea, cualquier cosa relacionada, porque te acerca.
Leer un libro, te está acercando; tener una charla con alguien, te está acercando; entrenar a un equipo de barrio, te está acercando…
No se trata de encontrar una llave mágica para el mundo profesional porque puede ser que no exista. Esto es un ‘todos los días’ dar pequeños pasitos y que no se frustren porque ese gran paso que idealizan no llegue. Que cada sitio en el que estén lo tomen como lo máximo a lo que pueden aspirar. Lo otro, ya llegará.
El auténtico líder lo elige el grupo y no el propio líder a través de sus comportamientos más autoritarios. Un líder es una persona que consigue hacer que los demás se den cuenta de que pueden hacer cosas extraordinarias.
¿Qué podríamos aplicar de la psicología deportiva al mundo de la empresa y el liderazgo?
Yo soy el director de Equipo, un centro deportivo de rendimiento integral en Gijón y Candás, y hay una cosa que aplico mucho que es el manejo de la frustración.
La frustración suele venir de la sobrevaloración y cuando uno monta un negocio, probablemente, sobrevalore su capacidad para que vaya bien inmediatamente, su capacidad para que todo el mundo entienda lo que quiere transmitir, lo que quiere vender, y con mi empresa me he dado cuenta de que eso también lleva mucho tiempo.
Que la gente entienda qué vendes, qué eres, cuál es tu imagen de empresa, cuál es tu marca, cuál es tu manera de hacer las cosas y de comunicarte (en redes, con el cliente…)
Si hablamos del liderazgo, yo creo en un liderazgo muy horizontal. Creo que el líder real no tiene miedo a confrontar sus opiniones, a que los demás le den su visión, a reconocer que se equivoca. El auténtico líder lo elige el grupo y no el propio líder a través de sus comportamientos más autoritarios. A veces parece que un líder tiene que ser una persona autoritaria y no. Un líder es una persona que consigue hacer que los demás se den cuenta de que pueden hacer cosas extraordinarias.
La conversación es tan interesante que se alarga por minutos, “tengo carrete para rato”. Ya en el off the record nos reconoce su adicción al trabajo y cómo implementa constantemente nuevos mecanismos de trabajo como el entrenamiento con realidad virtual. Tras la charla uno se va tranquilo y con la conciencia de que nuestra selección está en buenas manos porque, sobre todo, “tenemos un equipo ganador, muy bueno y muy profesional”.