‘Pacíficamente en casa’, así ha comunicado la familia de Mary Quant a los medios el fallecimiento de la diseñadora londinense a los 93 años. Con un importante y necesario legado a la industria a la que perteneció, su marcha supone despedirse de una mujer revolucionaria para el tiempo que le tocó vivir: cambió la forma de vestir en 1960, introduciendo en el guardarropa la minifalda, por entonces, una prenda desconocida.
Aunque fue la popularización de la minifalda su hito más destacado en su trayectoria profesional, la industria de la moda se ha engrandecido con otras muchas creaciones salidas directamente de sus diseños. Las medias de colores y y la aplicación a la vestimenta del movimiento Swinging London [dirigido a la juventud que hacía hincapié en lo nuevo y lo moderno, al optimismo y al hedonismo, que dio paso a una gran revolución cultural].
Tanto para acortar el largo de la faldas, incluir colores a la gama cromáticas de las medias y ser la promotora de un movimiento social londinese, Quant se valió de un momento clave en la sociedad de su país, ni más ni menos que la recuperación de la economía de Reino Unido. Supo aprovechar las ganas de cambio y disfrute de quienes veían renacer su salud financiera para motivar un cambio en los armarios femeninos y crear un arquetipo de la mujer que imaginaba en sus bocetos, representada por Twiggy.
Aunque en apariencia su revolución fue textil, sus creaciones supusieron mucho más que eso: colocó en el mapa la figura de la mujer y, a través de sus diseños, invitó a que hablaran con voz propia. «No tengo tiempo a la liberación de la mujer», dijo en más de una ocasión, así que su forma de anticipar el momento fue tomando las riendas en una industria comedida hasta su actuación. La minifalda, una prenda popularizada a nivel mundial, tiene su origen en el suroeste de Londres y motivada por el deseo de liberar a las más jóvenes de la obligación de tener que vestir como sus madres. Esto ocurrió entre 1950 y 1960, aunque fue a partir de esta segunda década cuando la propuesta experimentó su mayor tendencia.
A la minifalda le siguieron muchas otras novedades, como los vestidos con forma de saco y la consideración del pantalón como la prenda estrella de uso diario del armario femenino, entre otras muchas creaciones, como el corte bob para una pelo más fresco y divertido y la apertura de una tienda multimarca en el barrio de Chelsea.
Tal fue la contribución de Mary Quant a la moda de esos años que hasta la mismísima Diana Vreeland dijo que «Londres es la ciudad más de moda («swinging«) del mundo en este momento». Una (Quant) acuñó el término y la otra (Vreeland) promulgó su aplicación en el sector.