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La mujer no millennial se hace con el control de la riqueza mundial

La riqueza general está cambiando de manos. Una tendencia demuestra que desde el año 2016 su control está en manos femeninas. Sin embargo, el rango de edad comprendido en el popular término ‘millennial’ sigue dejando las decisiones financieras a los hombres.

Ha sido el Boston Consulting Group la entidad que ha arrojado una estimación de la situación en la que se encuentra la riqueza mundial. Las mujeres parecen tomar el control de la situación financiera de los países, según indican los informes emitidos por este grupo. En el años 2020, las mujeres controlaron más de 72.000 millones de dólares del patrimonio universal, lo que supuso un 80% más que en 2016.

Esta estimación revela el aumento de la influencia femenina en las economías y los mercados financieros, y abre las puertas de la vivencia de un momento histórico en la política económica de una gran mayoría de países. Actualmente, la tendencia continúa y se traduce en un incremento de mujeres empresarias, inversoras, emprendedoras y accionistas de diferentes sectores.

Estos resultados son reveladores por todo lo que significan: acercamiento al traspaso de poderes en el sistema económico-financiero de los países, equilibrio alcanzable de género en puestos de liderazgo, toma de decisiones compartida y un sistema educativo igualitario. Escenarios que, aunque lejanos todavía de ser reales en su totalidad, sí dejan entrever una aproximación de lo que puede llegar a ocurrir si se trabaja duro en este cambio de rumbo y se lucha por la igualdad de género.

Las previsiones de un futuro inmediato siguen confrontándose con la realidad de las encuestas, que siguen reflejando una desvinculación, personal u obligada, de las tomas de decisiones de configuración financiera. Algo más evidente entre las mujeres jóvenes, que ceden a sus parejas la planificación económica de la unidad familiar. Así lo indica de manera más precisa un estudio realizado por el Banco de Estados Unidos.

La verdad que revelan estos análisis no apunta tanto a la discriminación por género como sí a la obligatoriedad de concienciar a la población femenina joven a ser consciente del poder adquisitivo que tiene, de capacidad de decisión y la calidad de sus valores.